lunes, 19 de octubre de 2009
volviendo al paisito
New York
Barcelona
sábado, 10 de octubre de 2009
Borgio Verezzi
Hace unos 50 años, aprovechando un viaje a Europa, mi abuelo llevó un manojo de cartas y fotos viejas, y sin saber con qué se encontraría, golpeó la puerta de una casa de familia en el Norte de Italia. La familia Caro. Desde ese entonces ha sido cartas que van, llamadas telefónicas que vienen, visitas a ambos lados del océano, y para las nuevas generaciones, fotos digitales y mails.
Así fue siempre el abuelo, un creador de vínculos y afectos. Por eso, cuando recibí la noticia más triste de mi vida, me sentí acompañada. Aún estando a miles de kilómetros de casa, estaba rodeada de familia, de personas que viviendo sus vidas del otro lado del mundo, lo conocieron y lo quisieron mucho.
Si bien estoy triste, creo que por ahora sólo me afecta la idea de su ausencia. No va a ser hasta que se acabe esta fantasía del viaje y regrese a casa, a mi vida montevideana, que entienda la magnitud de su falta, la dimensión de ese vacío. Hace días que estoy intentando escribir algo, pero nada me conforma. No encuentro las palabras para homenajearlo, para expresar lo importante que fue el abuelo Mario para mí. A él le debo buena parte de lo que soy, con sus charlas, sus enseñanzas, sus ejemplos. Desde aprender a columpiarme sola en la hamaca verde de la casa de Atlántida, hasta los valores fundamentales, la importancia del estudio, del trabajo, la autosuperación, la familia. Le debo incluso buena parte de este viaje.
Toda la familia va a vivir un antes y un después, pero si hay algo que aprendimos del abuelo, son frases como “¡a no aflojar nunca!” y “¡siempre para adelante!”, como vivió siempre él, con optimismo y una fuerza increíble, admirable. Era energía pura que contagiaba todo, una cosa inmensa. Seguimos para adelante, sin aflojar, pero extrañándote mucho.
miércoles, 7 de octubre de 2009
Bajo el sol de Toscana
Tras la visita a Gaeta, continué viaje hacia el Norte, en la Liguria, donde me espera la familia Caro, de parte de mi madre. Pero ya que debía ir del Lazio a la Liguria, quise hacer una parada en la Toscana, y conocer Siena. La idea era pasar un día, dormir en algún hostely seguir, pero resultó que Pasquale, mi compañero de salidas en Gaeta hace 6 años, estaba trabajando muy cerca de ahí, haciendo vinos en Montalcino. Así pues, todo redondo, me saqué el gusto de conocer Siena y a su vez, no me quedé con las ganas de encontrarme con Pasquale.
Siena es una ciudad lindísima, y al tener la peculiaridad de conservar aún las murallas medievales que la circundaban en el medioveo, está protegida del paso del tiempo, el tren, los buses, la ciudad moderna son cosas ajenas, que no penetran el perímetro amurallado. La Piazza del Campo no es sólo la clásica postal, es lugar de reunión de visitantes y locatarios, que descansan al sol, estudian, leen, o toman algún vino, algún helado. El Duomo es espectacular, los trabajos en los pisos son tantos, que uno pasa por estrechas pasarelas que quedan como espacio residual entre ellos, para evitar que se sigan desgastando. Y la ciudad entera, con sus banderas de los distintos barrios, las callecitas estrechas… uno se pierde caminando con gusto.
En Montalcino conocí a los compañeros de trabajo de Pasquale, todos muy simpáticos y de distintas procedencias. Pasquale trabaja en un lugar que es tal cual las postales de Toscana, las colinas con arbolitos, campo y viñedos, y las casitas antiguas, realmente hermoso.
Gaeta
Tras 4 meses y medio de viaje, finalmente llegué a un lugar que no me era extraño y nuevo, por el contrario, me era más que familiar. Gaeta me hospedó durante un mes hace 6 años, y ahora, durante tres días, volví a vivir con la familia Scalesse, la familia de mi abuela paterna.
Los niños crecieron, los adolescentes se mudaron a estudiar a otras ciudades, y mis coetáneos, o mayores que yo por pocos años, se casaron y construyeron nuevas familias. Los primos de mi abuela me dicen “qué viejos debemos estar!”, pero yo los encontré iguales. Incluso la tía de mi abuela, que en 3 meses cumple 99 años, está igual y hasta en ciertos aspectos, mejor que cuando la conocí.
Pude aprovechar un veranillo e ir a la playa de Serapo, y por supuesto, visité la Montagna Spaccata, la via Independenza, el Lungomare, el Monte Orlando… y como siempre, las grandes comilonas a base de pescado, berenjenas, tiella y la infaltable mozarella di buffala.
Con estos tiempos modernos y los vuelos las distancias un poco se acortan, pero como dice Lina, “mi abuela mandó a su hija al fin del mundo”, y es verdad, qué lejos que estamos. Por suerte, las nuevas generaciones continuamos el contacto, el rapporto, y los lazos se mantienen.
domingo, 27 de septiembre de 2009
al' interno dell' Italia
Continuamos hacia otra meca, pero esta de perfil más espiritual: Asís. Visitamos la basílica de San Francisco y su convento, y algunos del grupo llegaron hasta Santa Clara, pero yo me perdí en la ciudad con sus calles empinadas y su vistas hacia los valles. Los frescos de Giotto hacen que el interior de la basílica sea interesante y colorido (no hay fotos, eran estrictos en eso),pero la verdad es que estaban bastante deteriorados. Una pena…
Bajamos más al sur y terminamos cerca de Sorrento, donde hicimos base en un camping con una hermosa vista al mar, y visitamos Pompeya. Después de ver la Italia barroca en Venecia, la moderna en Maranello y la medieval en Asís, vimos algo de la Italia de los Antiguos Romanos. Daba un poco de impresión ver a las personas momificadas, pero la ciudad tiene cosas en muy buen estado, como pisos y frescos de muchas viviendas. Para terminar la jornada, hicimos playa en la costa amalfitana. Tuvimos la idea de visitar Nápoles, y no niego que me va a quedar la espinita, pero viendo cómo conducen los italianos del sur, desistimos y nos vamos de paseo por el Vesubio. La costa es algo increíble. Ya cerró todo porque la temporada terminó, pero los días son como nuestros días de enero, y el agua es transparente, espectacular.
Los italianos tienen todos el complejo ferrari, es encanta manejar a altas velocidades, los finitos,las curvas cerrdas, y es la ley del nepalí: pasa primero el que más toca bocina. Ya hoy tuvimos un encuentro de frente con un bondi, aunque salimos más favorecidos que en los alpes suizos, ya que esta vez nos tocó estar contra la ladera y no contra el acantilado. Se hacen intentos poniendo espejitos en las esquinas, pero a las velocidades que conducen no bastan.
Y bueno, mañana con mi llegada a Gaeta termina, oficialmente, mi viaje de arquitectura. Cual reality show, soy la primera en abandonar la camioneta. Paso unos días en Gaeta, vuelvo tras seis años, y después me voy a visitar a la familia Caro al norte, en Liguria, antes de seguir viaje una semana más, por mi cuenta. Son otros subviajes dentro de este gran viaje, la semana con las familias, y el regreso sola. Me despido de mis compañeros y de la trafic, pero espero que no de ustedes, porque mi viaje continúa, ya se está acabando, pero queda un poco más.
martes, 22 de septiembre de 2009
Venecia
Croacia
Los croatas son muy simpáticos y alegres, les gusta recibir turistas y siempre preguntan de dónde venís, son muy cálidos. Parece que hablaran italiano por las vocales largas y el cantito, pero enseguida te das cuenta que no entendés nada! Como anécdota, paseando por un pueblito cercano a Opatija, justo caímos a la salida de un casamiento, en la que toda la familia esperaba en el atrio a los novios, ya cantando con bandoneón, brindando y bailando. Curiosos, nos quedamos alejados con las cámaras para ver a la novia, y los amigos del novio nos terminaron invitando con vino, nos dieron arroz para tirarle a los novios, por supuesto que nos preguntaron de dónde éramos, y cuando se sacaron la foto familiar, gritaron “¡Viva Uruguay!” Esa misma tarde, caminando por Opatija, pasamos por un bar con show en vivo, y cantaron una canción de Natalia Oreiro, que todos acompañamos a coro desde la vereda de enfrente. En un solo fin de semana, Uruguay estuvo bien presente en Croacia.
jueves, 17 de septiembre de 2009
las termas de Vals
lunes, 14 de septiembre de 2009
entre Francia, Alemania y Suiza
domingo, 13 de septiembre de 2009
Austria
Como capital del imperio Austrohúngaro, me imaginaba a Viena señorial y rococó. Ciertamente tiene un centro histórico que conserva esa imagen, pero Viena es también una ciudad moderna, activa y con movimiento, más de lo que imaginé.
Capaz alguien lee esto y me quiere matar, pero yo no conocía la obra de Hundertwasser, que construye cosas locas y coloridas, y ciertamente muy diferentes a lo que esperaba encontrar en Viena, y me encantó. Lo mejor de esto es ver que aún hay cosas que me toman por sorpresa, y no haber perdido mi capacidad de asombro en este punto del viaje es una excelente señal.
Me impresionó el tamaño del Palacio Imperial, y la cantidad de usos que han sabido darle en la actualidad, entre otras cosas, biblioteca. Como en todas las ciudades de Europa, hay merchandising local, que acá en Austria es Mozart, los violines Stradivarius, el look tirolés, y la empreratriz Sissi. Es raro que alguien de mi generación sepa quién es Sissi, Carla y yo lo sabemos porque nuestras madres nos hicieron ver aquellas viejas películas de Romy Schneider, pero por lo general, el uruguayo de 25 a 30 años de edad no tiene ni idea. En Europa parece que aún tienen vigencia, un hombre que trabajaba en el museo dice que no deja de impactarle la gente que va a Austria sólo por haber seguido en cine la historia de amor de Sissi y Franz Joseph.
Salzburgo es linda, muy linda, entre el río Salzach y las montañas, realmente encantadora, parece hasta de juguete. El merchandising es el mismo, pero claro, con Mozart a la cabeza siendo esta su ciudad natal. Me quedé con ganas de entrar al castillo, que sobresale en la parte más alta de la ciudad, pero bueno, los tiempos no siempre dan para todo, si la vida me da una revancha, lo iré a visitar.
Los autríacos nos cayeron en general muy amables y solícitos, cosa que también sentimos en Berlín, también para mi sopresa. ¡Claro que para mejor! Me llevo un lindo recuerdo de Austria.
lunes, 7 de septiembre de 2009
Praga
martes, 1 de septiembre de 2009
Berlín
Polonia
Europa del Este
Helsinki
domingo, 23 de agosto de 2009
La capital de la revolución
La capital de los zares
domingo, 16 de agosto de 2009
Suecia
Estocolmo es más urbana que Copenhague, pero igual de encantadora, con canales y puentes, que según cuentan, usan para patinar en los crudos inviernos.
La gente es muy linda, la más linda que he visto hasta ahora. Las chicas que nos adoptaron en su camioneta estaban de fiesta con los chicos suecos. No digo que Nicolás no lo estuviera con las chicas suecas, pero siendo el único varón del vehículo no tenía con quien compartir la experiencia.
Al igual que en Dinamarca, la bandera nacional en la mayoría de los lugares flamea a la par de la del resto de los países escandinavos, se ve que se toman la hermandad vikinga muy en serio. Otra cosa que tienen en común es que es imposible conseguir bebida fría y sobre todo, hielo, ¿no es acaso una ironía?
Las normas de tránsito también son las mismas… creo que los franceses se preguntan por qué cada vez el resto de Europa los odia más y más. No sospechan que una flota de unas 30 camionetas Renault con la matrícula de su país hacen estragos en el tránsito de cuanta ciudad visitan, año tras año.
Siendo Estocolmo una hermosa ciudad y con hermosa gente (aunque no demasiado simpática), tuvimos que resignarnos a hacerla sólo en una escala de 2 días en nuestra carrera por alcanzar el ferry que nos llevaría a Helsinki, Finlandia.
Dinamarca
Copenhague es tal cual las fotos de las latas de las galletitas danesas, y menos mal que así es porque así me la imaginaba, hubiera sido si no un fiasco total para mí. Hay muchos edificios que parecen castillitos, mezclados con modernos edificios de oficinas (esos no aparecen en las latas de galletas) y canales que la gente usa para deportes acuáticos y chapuzones en días con temperaturas que a los sureños nos parecen días frescos de otoño. Basta con vernos la ropa (y por supuesto que las caras) para adivinar que somos de tierras con veranos más calientes.
Destaco el barrio Christiania como particular, barrio amurallado que se considera ajeno al resto de la ciudad y al país, al salir de él se lee “usted está entrando en la UE”. Tiene historia y fama de barrio hippie, pero de los hippies originales no queda nada, hoy es un barrio de okupas que no permiten sacar fotografías, porque acá sí, a diferencia de la zona roja de Amsterdam, la ilegalidad es ilegal y el ambiente pesado. Carla, como siempre en la luna, no leyó los miles de carteles que decían “no photo” y sacó un par. Un tipo, furioso, le gritó y le tiró la botella de agua de plástico que estaba tomando, con tal mala puntería que me atinó a mí, y la obligó a borrar las fotos de manera bastante violenta. Entiendo que Carla estaba en total infracción, pero hay formas y formas… como dije, de barrio hippie amor y paz no queda nada.
No tenía grandes expectativas de Dinamarca para la arquitectura moderna, y fueron superadas con creces. Los precios son ridículamente caros, pelea con Jordania el puesto al país más caro del viaje. Siempre se puede superar un récord, pero espero que no haya más competidores en lo que me queda del viaje.
Como buena sureña, tengo la tendencia a creer en la relación de proporción directa norte-civilización. Me llevé dos sorpresas: la primera, el tránsito es desordenado y mal señalizado. Mejor dicho, mal pensado, un auto puede doblar mientras otro circula derecho en la dirección contraria y cosas del estilo. Ellos parecen funcionar bien, y nos tocan bocina si dudamos un segundo (en serio, un segundo) frente a señales de tránsito que atentan contra nuestro instinto y sentido común. La segunda, dos camionetas fueron víctimas de robos, les rompieron ventanas en plenas zonas céntricas y se llevaron mochilas, una de ellas sólo con ropa, otra con dinero… y un pasaporte. Sin comentarios, lo que importa es que el damnificado logró tramitar a tiempo un nuevo pasaporte y una nueva visa rusa.
Lamentablemente, sólo Copenhague como ciudad y sólo dos días de tiempo es lo que pude dedicar a Dinamarca. Para poder salir del país, fue necesaria una redistribución. Rusia o no Rusia, esa es la pregunta. Al mejor estilo Hamlet (y como coincidencia, estando en su tierra natal), nos preguntábamos eso unos a otros para encontrar la forma en la cual los que no fueran a Rusia pudieran quedarse sin cruzar a Finlandia, porque ferry de ida y vuelta sobrepasaba el presupuesto, y más de una semana clavados en Finlandia sin retorno no daba. De los cuatro que íbamos a Rusia, Paula se acomodó en la camioneta de Pablo y los chicos, y nosotros nos intercambiamos Nico, Lore y yo por Alejo y Nati para llegar nosotros al ferry y ellos quedarse y quizás hacer Noruega y ver los fiordos. Nos reencontramos a nuestro regreso de Rusia, en Helsinki.
Holanda, segunda parte
Con la llegada de Nico, mi estadía en Amsterdam se volvió más urbana, abandoné el camping por un hostel en la ciudad y hasta me pude vestir con ropa un poco más coqueta, en vista que no había peligro de que se ensuciara con barro…o guisos. Con él visité, por ejemplo, parques y la casa de Anna Frank, lo más turísitico o típico, saliendo de la visita de obras de arquitectura. El resto de mi camioneta hizo un día más de Rotterdam y estoy segura de que daba para verla de nuevo otro día, pero yo, aún habiéndome quedado más que ellos en Amsterdam, estoy convencida de que me queda mucho más aún por ver, no hubiera dudado en quedarme incluso más días de haber podido.
Conocí la famosa zona roja. A decir verdad, la imaginaba más grande, y más… roja. No sé, quizás me había armado una idea de que era algo así como Río cuando es carnaval, pero no, es una “ilegalidad legal”, como todo se permite, no hay desbunde, encontré un perfil bajo en todo el asunto, por lo que veo que los holandeses, que no cruzan jamás con la luz roja, son igual de holandeses en toda la ciudad.
Abandonamos Holanda visitando Hilversum y Ultretch, o mejor dicho, obras concretas de cada ciudad. Lamentablemente, y aunque ya lo sabía, a la casa Schröeder la ví solo de afuera, no se puede sin cita previa. Les dedicamos sólo un rato, porque andábamos apretados de itinerario por un error que hubo, y necesitábamos llegar a Copenhague antes de lo previsto, así que fue un surtido de super, diesel y horas de carretera. Hicimos una breve parada por Hamburgo, ciudad realmente bonita, pero de Alemania conoceré más a mi regreso de Rusia.
lunes, 3 de agosto de 2009
Entre bicis, molinos y tulipanes
En este ritmo frenético de los últimos días, encontramos en Holanda el lugar para hacer sede, para asentarnos, aprovechando las cortas distancias de las ciudades a visitar. Hicimos base en un camping en las afueras de Amsterdam, y tras un día libre de esparcimiento, levantarnos tarde (y lavar ropa!!), planeamos los días siguientes. El tema de Amsterdam era que en esos días había un gay parade y la ciudad estaba demasiado movida, así que elegimos ir a Rotterdam. Ciudad Portuaria e industrial, pero con mucho diseño, muy bonita.
La Haya, en cambio… Juan la describió, muy acertadamente, como un “cementerio de maquetas”, edificios todos diferentes, apilados sin tener nada que ver entre sí. La lluvia que nos agarró en la mitad de la ciudad sin duda debe haber influido en nuestro estado de ánimo, pero, sinceramente, no me gustó demasiado.
Ahora, como Amsterdam no hay…. Lindísima ciudad, llena de canales y puentes, con todas lindas vistas y ninguna librada al azar,por el contrario, cada esquina, cada muelle, cada puente, fue cuidadosamente prediseñado y pensado. Barcos y bicicletas es el sello personal de Amsterdam. Y para los que estudiamos arquitectura, ninguna ciudad hasta ahora me había ofrecido tanta variedad en tipologías de viviendas, todas diferentes, todas buenísimas. Da para estar varios días. Ahora, Holanda tiene dos grandes carencias, y para mi fundamentales: baños públicos (son escasísimos, y los pocos que hay, se pagan), e internet, que no se consigue en ningún lado.
Si están esperando comentarios sobre la famosa zona roja, van a tener que esperar porque aún no la conozco. Aún así, ya tengo mi teoría de que tanto la zona roja como la legalización del cannabis fueron estrategias para fomentar el turismo, porque la ciudad es muy bonita, pero la simpatía de los holandeses sin duda no son un atractor…
Por acá los dejo, ya mi próximo post va a ser en una etapa del viaje diferente, aunque a nivel meramente personal: mañana llega Nicolás a acompañarme en los dos últimos días de Holanda, y sigue de largo hasta Berlín.
Es martes, debe ser Bélgica
Tal como la película del título, estos últimos días, y de ahora en más en este viaje, vamos saltando de ciudad en ciudad, de país en país, aprovechando que las distancias de Europa son abarcables. “Es como de Montevideo a La Paloma”, “es como ir a Durazno”, cálculos del estilo. Y de casualidad, llegamos a Bélgica un día martes.
Brujas es simplemente hermosa, una ciudad de juguete. Es encantadora, llena de puentes, canales, cisnes… y la encontramos en una tarde de verano lindísima (verano de verdad), con familias comiendo helados, flores… es verdad que se recorre en un solo día, pero da un poco de pena irse. Fue la primera vez en que comunicarme me costó de verdad, el flamenco no tiene nada que ver con nada que conozca, y el acento no ayuda a mi precario francés.
En Bruselas me fue mejor, porque se habla francés y fue más accesible. Bruselas es más ciudad, esperable en una capital. Uno ve edificios modernos, calles más importantes, y la Grand Place, amurallada por sus edificios góticos y barrocos, queda escondida, y uno se la encuentra de sorpresa entre el centro de la gran ciudad. Es como un espacio aparte, lleno de movimiento, de gente, de turistas y familias que disfrutan de la explanada, niños que corren a sus anchas, un espacio sustancialmente diferente del de las estrechas calles que la circundan. Vi también al famoso Manneken-pis. Para quien no lo ubica, es la estatua del niño que orina, símbolo de Bruselas. Ya sabía que era feo, pero no sabía que era TAN chiquito… igual, no fue esa la gran decepción que me dieron los Belgas.
Si había algo que quería ver en Bruselas, era la Maison Tassel, obra cumbre de Víctor Horta, ícono del art decó. No sólo la encontré cerrada, sino además comprada por particulares que prohibieron el acceso al público, y aún no se sabe con qué fines fue comprada. Capaz en un año es un local de Zara, y me arrancan la escalera de madera y me la cambian por una mecánica… no puedo creer que los belgas hayan permitido tal crimen contra el patrimonio de la humanidad
Al interiordel Reino Unido
Primer destino tras Londres: Liverpool. Tras el bombardeo imponente de Big Bens me esperaba avalanchas de Lennons y MCCartneys, pero no… claro que merchandising hay, hay visitas y museos, pero se lo toman más light. Visita obligada: The Cavern Club, donde tomamos una sidra (la idea era cerveza, se veían similar). El lugar donde nació una leyenda.