lunes, 19 de octubre de 2009

volviendo al paisito

Cuando supe que el vuelo New York-Buenos Aires no saldría y que yo llegaría 24 horas más tarde de lo previsto, me enojé y la peleé por donde pude, pero cuando vi que no iba lograr cambiar nada, me frustré y lloré. Mis compañeros de infortunio no podían entender cómo, después de casi 5 meses lejos de casa, me generaba tanto disgusto un día más.

El viaje fue excelente de principio a fin, conocí todo tipo de lugares, viví distintas experiencias, crecí, pero también, durante el último día en New York, recorría mentalizada que en pocas horas estaría en mi casa, ya había bajado la cortina del viaje. Se me hizo eterno el regreso, pero ya estoy acá, en Montevideo, rodeada de mi familia, agendando citas con amigos, abrumada de campaña política y tratando de ponerme al día con mi equipaje y las cajas de envíos que hice.

Aún en plena adaptación y luchando por organizarme un poco, quería sentarme a escribir unas líneas, a cerrar este blog que me sirvió para comunicarme durante mi viaje, y agradecer de corazón a quienes me ayudaron para hacer esto posible. Gracias por darme la oportunidad de vivir la experiencia de mi vida, y gracias por acompañarme en cada tramo.

¡Nos vemos en la vuelta!

New York

La idea original era terminar el viaje en Barcelona, pero en vista que iba a hacer escala sí o sí en New York,decidí cambiar pasajes y regalarme 3 días al menos en la ciudad que nunca duerme.

New York y yo nos vimos las caras 3 veces: la primera vez yo era una niña de 9 años, la segunda una adolescente de 14 y ahora, la tercera, una adulta de 26. Podría decirse que la ciudad siempre fue la misma y sólo yo fui cambiando, pero no, siempre es distinta. Con 9 años, con el frío de noviembre y en Thanksgiving, Nueva York se preparaba con luces para recibir la Navidad, con juguetes que ni había imaginado jamás, y rascacielos que no tenían fin. Con 14, fui en pleno verano, y aunque Toys R us me siguió pareciendo imponente, me llamaban más las tiendas de ropa que los juguetes. El Rockefeller Center ya no era una pista de patinaje, era una plaza como cualquier otra, y al Empire State subí de día. Además fui a ver Cats, en Broadway.

Ahora, con 26, el gran cambio es evidente: la ausencia de las torres gemelas en el Downtown. Hoy se ve la obra de lo que parece va a ser un gran edificio, lleno de maquinarias, hormigón, grúas,como he visto tantas veces antes... es cuando recuerdo a las torres, cuando recuerdo acostarme en la plaza boca arriba para lograr que entraran en mis fotos, que entiendo lo que está faltando en ese espacio, y me impresiona.

También me di cuenta que Toys R us me sigue impresionando aún de adulta, que la pista de patinaje del Rockefeller Center es mucho más pequeña de lo que recordaba, que cambiaron los carteles de "walk" y "don't walk" por macacos que cruzan o una mano roja, que Little Italy es cada vez más little y menos Italy, que el tránsito de Manhattan ya no me pareció tan... transitado. Me di cuenta de que sigue siendo fascinante, pero ya no la encuentro tan mosntruosa, tan gigante. No sé si es que yo crecí, o que vi tantas ciudades a esta altura...

Una cosa que sí me impactó, es la cantidad de latinos. Sé que los hay en cantidad en Los Angeles, y ni qué hablar de Miami, pero en New York... siendo tan enorme y cosmopolita, supuse que ahí estarían más "diluídos". Lo cierto es que pasé de ver carteles que decían "se habla español", a ver que cada cartel, hasta los del municipio, los del transporte público, es bilingüe. La ciudad de New York se ha vuelto bilingüe, y la cantidad de gente que habla español es IMPONENTE. Creo que el tradicional yanki neoyorquino está en peligro de extinción.

En tres días me dio para hacer visitas relámpago a cosas que quería volver a ver, y otras que conocí estando en facultad y me moría por conocer, como el edificio Seagram o el Guggenheim, pero está claro que lo mío fue un repaso, una comparación con la realidad frente a lo que recordaba, pero se necesita más tiempo para ver a pleno esta ciudad y todo lo que tiene para ofrecer. Espero que las vueltas de la vida me vuelvan a dejar por ahí en el futuro.

Barcelona

La duración del viaje depende directamente del dinero que se haya recaudado con la venta de rifas. En mi caso particular, la nafta se me estaba acabando, y ya desde Montevideo, decidí que no iba a irme sin haber conocido una ciudad en particular: Barcelona.

La capital catalana siempre tuvo algo que me resultó atractivo, siempre fue vanguardista, revolucionaria, y el clima mediterráneo sólo sumaba puntos. Así fue que me fui de Italia a Barcelona. Pasé del descanso y la vida familiar a la rosca de las guías de viaje, los cronogramas para recorrerlo todo y volver a usar el maldito cinturón de viaje. Pero no fue retomar el viaje que ya venía haciendo, porque estaba sola, con mis tiempos, mis ritmos, sin carpas, sin camioneta. Fue otro subviaje dentro del gran viaje, la última etapa.

Después de lo del abuelo, sinceramente no quería continuar viajando, pero al llegar a Barcelona, supe de inmediato que me iba a gustar y a interesar. Tras una semana de tranquilidad en pequeños pueblos italianos, volvía a la adrenalina de una metrópolis, una ciudad joven, movida, y que tiene a la vez gente que camina vestida de marca de pies a cabeza y gente que de chancletas y bikini acaba de regresar de la playa, como en Copacabana.

Lo que me resultó extrañísimo y me tomó tiempo acostumbrarme fue...¡hablar español! Es la primera vez en meses en que estoy en un país que habla mi lengua, en el que no tengo que pensar la pregunta en otro idioma ni usar señas, sólo es hablar, preguntar como si estuvieras en 18 y Ejido.

A diferencia del resto de Europa, en donde caminaba tranquila, en Barcelona estuve muy atenta. Además de ser por estar sola, España se ha ganado la fama de ser uno de los países del viaje en donde más probable es que te roben. Y en 4 días de estadía escuché de muchos robos a mi alrededor, incluyendo adentro de un supermercado. Claro, es un temor y un estar alerta muy diferente al de Montevideo: en Barcelona son oportunistas, que si te ven distraida te abren la cartera. En Montevideo te confrontan y amenazan, es mucho más agresivo. Supongo que es también porque los carteristas españoles son más hábiles, y el uruguayo ha decaído tanto que ni se esmera en robarte con destreza, te amenaza y es más fácil. Ya no son rateros, son directamente chorros..

Pero volviendo a Barcelona, lo cierto es que me atrapó. Clima de verano aún en octubre, playa, lindo mar, puerto, lindas calles, la rambla (la de ellos, no nuestro concepto de rambla), y, por supuesto, las obras de Gaudí, que dejaron una impronta en la ciudad, y, obviamente, abrieron cancha para el merchandising de todo tipo de artículos! No sólo del Modernismo vive Barcelona, también en la arquitectura contemporánea tiene buenos aportes, y es uno de los pocos ejemplos de buen urbanismo, con aciertos plan tras plan, cosa rarísima. En Barcelona se pone mucha cabeza, mucho diseño para todo. Siempre se innova, se reinventa... y siempre funciona!

sábado, 10 de octubre de 2009

Borgio Verezzi


Al Norte de Italia, cerca de la frontera francesa, me esperaba la familia Caro. Concretamente en Borgio Verezzi, una ciudad de unos 2 mil habitantes y que funciona como ciudad balneario, con una playa muy linda y un pueblo medieval precioso, incluso laureado como "uno de los más bellos de Europa".

Las distancias son muy pequeñas, al punto que la urbanización sobre la costa no termina y son carteles los que indican que se salió de una ciudad y se entró en otra, algo así como nuestra Ciudad de la Costa. Así, casi sin notarlo, visité Pietra Ligure, Finale Ligure, Finalborgo, Alassio, Santa Margherita y Portofino, entre otras ciudades costeras, y ciudades ya más importantes, como Savona y Génova. Me tocaron días calurosos, hasta demasiado estivos para esta época del año. Si bien no lo vi, me contaron cómo es diferente el invierno en las distintas ciudades lígures, según si están en la costa o en la montaña, aún a menos de una hora de distancia entre ellas.

Descubrí que muchas cosas en Uruguay que asumimos como "italianas" o quizás ni eso, son específicamente lígures: la pasta con pesto, la torta pascualina, y la farinata. Si no saben qué es esto último, yo tampoco lo reconocí por su nombre italiano, sino por su nombre en dialecto lígure: fainá.

Recordando viejas anécdotas de su visita a sudamérica, descubrí que algo tan artesanal y tan cotidiano para mí como son las empanadas, dejaron en ellos un recuerdo imborrable. Y yo, a mi vez, probé castañas asadas, cima (parecido a nuestro matambre) y disfruté de la temporada alta de los funghi porcini. Me queda como pendiente visitarlos en invierno, para ir a las montañas. No pueden creer que yo, como la inmensa mayoría de los uruguayos, jamás haya visto nevar.

Me fui reafirmando que los afectos perduran a pesar de las distancias y los años, y que este lazo que creó una vez el abuelo va a mantenerse. "La familia siempre unida".

Hace unos 50 años, aprovechando un viaje a Europa, mi abuelo llevó un manojo de cartas y fotos viejas, y sin saber con qué se encontraría, golpeó la puerta de una casa de familia en el Norte de Italia. La familia Caro. Desde ese entonces ha sido cartas que van, llamadas telefónicas que vienen, visitas a ambos lados del océano, y para las nuevas generaciones, fotos digitales y mails.

Así fue siempre el abuelo, un creador de vínculos y afectos. Por eso, cuando recibí la noticia más triste de mi vida, me sentí acompañada. Aún estando a miles de kilómetros de casa, estaba rodeada de familia, de personas que viviendo sus vidas del otro lado del mundo, lo conocieron y lo quisieron mucho.

Si bien estoy triste, creo que por ahora sólo me afecta la idea de su ausencia. No va a ser hasta que se acabe esta fantasía del viaje y regrese a casa, a mi vida montevideana, que entienda la magnitud de su falta, la dimensión de ese vacío. Hace días que estoy intentando escribir algo, pero nada me conforma. No encuentro las palabras para homenajearlo, para expresar lo importante que fue el abuelo Mario para mí. A él le debo buena parte de lo que soy, con sus charlas, sus enseñanzas, sus ejemplos. Desde aprender a columpiarme sola en la hamaca verde de la casa de Atlántida, hasta los valores fundamentales, la importancia del estudio, del trabajo, la autosuperación, la familia. Le debo incluso buena parte de este viaje.

Toda la familia va a vivir un antes y un después, pero si hay algo que aprendimos del abuelo, son frases como “¡a no aflojar nunca!” y “¡siempre para adelante!”, como vivió siempre él, con optimismo y una fuerza increíble, admirable. Era energía pura que contagiaba todo, una cosa inmensa. Seguimos para adelante, sin aflojar, pero extrañándote mucho.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Bajo el sol de Toscana

Tras la visita a Gaeta, continué viaje hacia el Norte, en la Liguria, donde me espera la familia Caro, de parte de mi madre. Pero ya que debía ir del Lazio a la Liguria, quise hacer una parada en la Toscana, y conocer Siena. La idea era pasar un día, dormir en algún hostely seguir, pero resultó que Pasquale, mi compañero de salidas en Gaeta hace 6 años, estaba trabajando muy cerca de ahí, haciendo vinos en Montalcino. Así pues, todo redondo, me saqué el gusto de conocer Siena y a su vez, no me quedé con las ganas de encontrarme con Pasquale.

Siena es una ciudad lindísima, y al tener la peculiaridad de conservar aún las murallas medievales que la circundaban en el medioveo, está protegida del paso del tiempo, el tren, los buses, la ciudad moderna son cosas ajenas, que no penetran el perímetro amurallado. La Piazza del Campo no es sólo la clásica postal, es lugar de reunión de visitantes y locatarios, que descansan al sol, estudian, leen, o toman algún vino, algún helado. El Duomo es espectacular, los trabajos en los pisos son tantos, que uno pasa por estrechas pasarelas que quedan como espacio residual entre ellos, para evitar que se sigan desgastando. Y la ciudad entera, con sus banderas de los distintos barrios, las callecitas estrechas… uno se pierde caminando con gusto.

En Montalcino conocí a los compañeros de trabajo de Pasquale, todos muy simpáticos y de distintas procedencias. Pasquale trabaja en un lugar que es tal cual las postales de Toscana, las colinas con arbolitos, campo y viñedos, y las casitas antiguas, realmente hermoso.


Gaeta

Tras 4 meses y medio de viaje, finalmente llegué a un lugar que no me era extraño y nuevo, por el contrario, me era más que familiar. Gaeta me hospedó durante un mes hace 6 años, y ahora, durante tres días, volví a vivir con la familia Scalesse, la familia de mi abuela paterna.

Los niños crecieron, los adolescentes se mudaron a estudiar a otras ciudades, y mis coetáneos, o mayores que yo por pocos años, se casaron y construyeron nuevas familias. Los primos de mi abuela me dicen “qué viejos debemos estar!”, pero yo los encontré iguales. Incluso la tía de mi abuela, que en 3 meses cumple 99 años, está igual y hasta en ciertos aspectos, mejor que cuando la conocí.

Pude aprovechar un veranillo e ir a la playa de Serapo, y por supuesto, visité la Montagna Spaccata, la via Independenza, el Lungomare, el Monte Orlando… y como siempre, las grandes comilonas a base de pescado, berenjenas, tiella y la infaltable mozarella di buffala.

Con estos tiempos modernos y los vuelos las distancias un poco se acortan, pero como dice Lina, “mi abuela mandó a su hija al fin del mundo”, y es verdad, qué lejos que estamos. Por suerte, las nuevas generaciones continuamos el contacto, el rapporto, y los lazos se mantienen.


domingo, 27 de septiembre de 2009

al' interno dell' Italia

Varias vueltas dimos por Italia tras nuestra visita a Venecia. Nuestra primera parada fue Maranello, meca de los fanáticos de Ferrari. Yo no estaba incluida en ese grupo, pero disfruté igualmente del paseo por la ciudad, porque el museo no me interesaba y la fábrica no nos permitió entrar.

Continuamos hacia otra meca, pero esta de perfil más espiritual: Asís. Visitamos la basílica de San Francisco y su convento, y algunos del grupo llegaron hasta Santa Clara, pero yo me perdí en la ciudad con sus calles empinadas y su vistas hacia los valles. Los frescos de Giotto hacen que el interior de la basílica sea interesante y colorido (no hay fotos, eran estrictos en eso),pero la verdad es que estaban bastante deteriorados. Una pena…

Bajamos más al sur y terminamos cerca de Sorrento, donde hicimos base en un camping con una hermosa vista al mar, y visitamos Pompeya. Después de ver la Italia barroca en Venecia, la moderna en Maranello y la medieval en Asís, vimos algo de la Italia de los Antiguos Romanos. Daba un poco de impresión ver a las personas momificadas, pero la ciudad tiene cosas en muy buen estado, como pisos y frescos de muchas viviendas. Para terminar la jornada, hicimos playa en la costa amalfitana. Tuvimos la idea de visitar Nápoles, y no niego que me va a quedar la espinita, pero viendo cómo conducen los italianos del sur, desistimos y nos vamos de paseo por el Vesubio. La costa es algo increíble. Ya cerró todo porque la temporada terminó, pero los días son como nuestros días de enero, y el agua es transparente, espectacular.

Los italianos tienen todos el complejo ferrari, es encanta manejar a altas velocidades, los finitos,las curvas cerrdas, y es la ley del nepalí: pasa primero el que más toca bocina. Ya hoy tuvimos un encuentro de frente con un bondi, aunque salimos más favorecidos que en los alpes suizos, ya que esta vez nos tocó estar contra la ladera y no contra el acantilado. Se hacen intentos poniendo espejitos en las esquinas, pero a las velocidades que conducen no bastan.

Y bueno, mañana con mi llegada a Gaeta termina, oficialmente, mi viaje de arquitectura. Cual reality show, soy la primera en abandonar la camioneta. Paso unos días en Gaeta, vuelvo tras seis años, y después me voy a visitar a la familia Caro al norte, en Liguria, antes de seguir viaje una semana más, por mi cuenta. Son otros subviajes dentro de este gran viaje, la semana con las familias, y el regreso sola. Me despido de mis compañeros y de la trafic, pero espero que no de ustedes, porque mi viaje continúa, ya se está acabando, pero queda un poco más.


martes, 22 de septiembre de 2009

Venecia

Tenía altas expectativas de Venecia. Hace 6 años estuve en Italia y por no conseguir alojamiento, me quedé sin conocerla. Por fin, me saqué la espina, y Venecia resultó ser lo que esperaba y más.

Es realmente mágica, y ciertamente, única. Los canales, las callecitas, las pequeñas iglesias, los grandes palacios, y lleno de tiendas y restorancitos puestos con el más fino de los gustos. Obviamente, no pueden faltar las góndolas, con sus gondoleros cantando y tocando el bandoneón, actores que tienen a toda la ciudad como su escenario. Ni qué hablar que me conformé con tomar el vaporetto, no necesito viajar en góndola para contagiarme de la magia de Venecia. Ahora, por suerte Venecia tiene mucha magia que dar, porque en hora pico el vaporetto es comparable con un cutcsa, lleno de gente y con guardas antipáticos. El Gran Canal es tan divino que uno se olvida de todo.

Infaltable, la visita a la isla de Murano para ver la fabricación del famoso vidrio, con los hornos, las piezas de vidrio al rojo vivo (1200ºC, dijeron) y blandas como goma, siendo sopladas a pulmón y formadas a mano.

Y por último, pero no menos importante, la Plaza de San Marcos, con sus centenares de palomas que si vuelan, es bien bajito porque saben que la comida está en el suelo, con los turistas que quieren posar con ellas. San Marcos me recordó mucho a Santa Sofía de Estambul en su interior, dorada, bizantina y algo mezclada con mezquita.

Me voy de Venecia con el mejor de los recuerdos, ciudad hermosa y surreal.

Croacia

No sabía qué esperar de Croacia, no es un destino muy usual, pero quienes fueron y nos lo recomendaron dijeron que valía la pena. Tenían razón, la costa es preciosa, y eso que nos quedamos sólo por Rijeka, no fuimos más al sur. Fueron 3 días de playa, descanso y paseo entre Opatija, pequeño balneario croata, y Rijeka, ya una ciudad más grande.

Los croatas son muy simpáticos y alegres, les gusta recibir turistas y siempre preguntan de dónde venís, son muy cálidos. Parece que hablaran italiano por las vocales largas y el cantito, pero enseguida te das cuenta que no entendés nada! Como anécdota, paseando por un pueblito cercano a Opatija, justo caímos a la salida de un casamiento, en la que toda la familia esperaba en el atrio a los novios, ya cantando con bandoneón, brindando y bailando. Curiosos, nos quedamos alejados con las cámaras para ver a la novia, y los amigos del novio nos terminaron invitando con vino, nos dieron arroz para tirarle a los novios, por supuesto que nos preguntaron de dónde éramos, y cuando se sacaron la foto familiar, gritaron “¡Viva Uruguay!” Esa misma tarde, caminando por Opatija, pasamos por un bar con show en vivo, y cantaron una canción de Natalia Oreiro, que todos acompañamos a coro desde la vereda de enfrente. En un solo fin de semana, Uruguay estuvo bien presente en Croacia.


jueves, 17 de septiembre de 2009

las termas de Vals

Para despedirnos de Suiza, a Carla, a Sole y a mí no se nos ocurrió una mejor manera: ir a las termas de Peter Zumthor, en Vals.

Condujimos hasta ahí... y casi no contamos el cuento! Ibamos por las estrechas carreteras alpinas con sus enclenques barandas, admirando el paisaje y bromeando, por lo cerrado de las curvas, con cómo se parecía a Nepal. No terminamos de hacer las bromas cuando, en una curva, de frente, frenamos a escasos centímetros de un camión svenia color verde con zorra, que nos agarró por sorpresa. Analizando posiciones y tamaños de vehículos, era lo más lógico que maniobráramos nosotros. Eso hicimos, pero estando en un repecho y pesados como estábamos, nos fuimos demasiado para atrás y golpeamos la baranda, de la que tanto nos burlábamos por su apariencia débil, pero que con todo, nos aguantó. Nosotros, que siempre cuidamos no hacer ni un rasguño a nuestra amada renault trafic, no pudimos estar más agradecidos por ese golpe en la puerta trasera. Para colmo, por cada centímetro que retrocedíamos, el camión lo avanzaba,en vez de entender que necesitábamos el espacio para maniobrar. Pasando esa situación límite, más que nunca quisimos ir a relajarnos a las termas!!

Las fotos de las termas de Vals que yo conozco son de un edificio de piedra en las montañas, y con eso esperaba encontrarme. En vez de eso, me encontré con un hotel setentoso que decía tener unas termas en el sexto piso. Tuve que preguntar para estar segura, porque no lo creía, pero sí, era ahí nomás: un puente, una puerta, y es otro mundo, el mundo de las piedras en lasquitas como ví en tantas fotos. Y ahí dentro, otra sorpresa: ¡mucha gente de la generación! No entendemos cómo, con los itinerarios tan diferentes, terminamos el mismo día en el mismo lugar.
Día de relax,de piscina, de sauna... y hasta de experimentos como pasar en un instante de una piscina de 42ºC a una de 14ºC y viceversa! Dicen que hace bien a la circulación... nada como un poco de relax para continuar el viaje. Para mí, es sólo un mes más.

lunes, 14 de septiembre de 2009

entre Francia, Alemania y Suiza

Pasamos varios días en la triple frontera de Francia, Alemania y Suiza, ya que las ditancias son cortas... y Suiza muy caro! Así que mejor fue "hacer base" del lado francés y movernos, con una parada previa por Munich, aunque por poco no coincidimos con su famosa octoberfest. lamentablemente, el itinerario apremia....

De Munich sólo puedo decir que es muy clásica y muy prolija, un poco la idea que me hacia de Berlín antes de descubrir que era moderna y cosmoplita. Munich interactuó conmigo sólo escasas horas, pero es sin duda más clásica, más prolija, más tranquila (supongo que salvo en el octoberfest...), digamos, más monona.

En la frontera alemana fuimos a Weil Am Rhein, que según nuestra guía estaba LLENA de obras de arquitectos de renombre, pero no había rastros de ellas en la guía Michelin... pues bien, resulta que esas obras de arquitectura es prácticamente lo ÚNICO que existe en ese pueblo, y se hicieron todas ahí para crear una suerte de "turismo arquitectónico", todos los que estamos ahí, salvo los que trabajan en las fábricas, son arquitectos o estudiantes queriendo ver las famosas obras, que sólo pueden verse, claro está, con un tour. Marketing a la alemana.

De Suiza conocimos Basilea, linda ciudad con muchas obras, y que nos sorprendió de tardecita con una especie de desfile en el que pasaban camiones con djs,música electrónica y gente que iba tras los camiones. Cada camión se detenía bajo el puente, estaba un rato para despegarse del de adelante, y continuaba con todo su séquito. Había gente joven,disfrazada, mayor, niños... un festival de sábado en la noche en que participa toda la ciudad.

También conocimos Zurich, preciosa ciudad y llena de vida, incluso para ser un domingo de tarde. Nos dedicamos más a pasear que a ver obras, aprovechando la tarde de sol, que tanta falta nos está haciendo. Creo que Europa nos quedó debiendo el verano...

Finalmente, de Francia vimosla capilla de Ronchamps de Le Corbusier, y dimos una vueltita por Mulhouse, lindo pueblo, chiquitito, pero con alguna que otra obra de arquitectos de renombre.

Para despedirnos de Suiza, mañana nos vamos para el lado italiano a Vals, donde están las famosas termas de Peter Zumthor, antes de enfilar hacia Croacia. Piscina y relax antes de meternos, de nuevo, en mucha carretera.


domingo, 13 de septiembre de 2009

Austria

Como capital del imperio Austrohúngaro, me imaginaba a Viena señorial y rococó. Ciertamente tiene un centro histórico que conserva esa imagen, pero Viena es también una ciudad moderna, activa y con movimiento, más de lo que imaginé.

Capaz alguien lee esto y me quiere matar, pero yo no conocía la obra de Hundertwasser, que construye cosas locas y coloridas, y ciertamente muy diferentes a lo que esperaba encontrar en Viena, y me encantó. Lo mejor de esto es ver que aún hay cosas que me toman por sorpresa, y no haber perdido mi capacidad de asombro en este punto del viaje es una excelente señal.

Me impresionó el tamaño del Palacio Imperial, y la cantidad de usos que han sabido darle en la actualidad, entre otras cosas, biblioteca. Como en todas las ciudades de Europa, hay merchandising local, que acá en Austria es Mozart, los violines Stradivarius, el look tirolés, y la empreratriz Sissi. Es raro que alguien de mi generación sepa quién es Sissi, Carla y yo lo sabemos porque nuestras madres nos hicieron ver aquellas viejas películas de Romy Schneider, pero por lo general, el uruguayo de 25 a 30 años de edad no tiene ni idea. En Europa parece que aún tienen vigencia, un hombre que trabajaba en el museo dice que no deja de impactarle la gente que va a Austria sólo por haber seguido en cine la historia de amor de Sissi y Franz Joseph.

Salzburgo es linda, muy linda, entre el río Salzach y las montañas, realmente encantadora, parece hasta de juguete. El merchandising es el mismo, pero claro, con Mozart a la cabeza siendo esta su ciudad natal. Me quedé con ganas de entrar al castillo, que sobresale en la parte más alta de la ciudad, pero bueno, los tiempos no siempre dan para todo, si la vida me da una revancha, lo iré a visitar.

Los autríacos nos cayeron en general muy amables y solícitos, cosa que también sentimos en Berlín, también para mi sopresa. ¡Claro que para mejor! Me llevo un lindo recuerdo de Austria.





lunes, 7 de septiembre de 2009

Praga

Antes de salir de Alemania, hicimos una parada obligada para cualquier estudiante de arquitectura o diseño: vistar la Bauhaus, en Dessau. Lejos de ser la escuela de artes que fue en sus inicios, hoy es una fundación que trabaja diferente, pero siempre para interés de diseñadores y artistas.

República Checa nos recibió con una pobre infraestructura vial, pero con una ciudad hermosa. Praga es realmente linda, una ciudad que se pasea y se disfruta. Si bien hay unas pocas, poquísimas obras modernas de nuestro interés, lo que se ve en Praga es mucha historia, reconstrucción, reforma tras reforma, una forma de arquitectura y urbanismo que en América no puede existir por lo jóvenes que son nuestras ciudades. Y lo mejor es que, a pesar de ser un cambio tras otro, un a reforma tras otra, Praga es en sí una obra redonda e increíblemente uniforme, amalgamando sus mutaciones a la perfección.

Lugar además de mucha producción artesanal, como juguetes de madera o los famosos cristales de Bohemia, de Kafka y Kundera, y como nos dijo nuestra guía, de muchos inventos que siempre se terminaron atribuyendo a otras naciones, aunque vaya uno a saber, porque desde el incio de Praga, todo nació de mitos y leyendas. Sea cierto o no, es más lindo siempre comolo cuentan las leyendas. Y Praga parece, realmente, sacada de un cuento.


martes, 1 de septiembre de 2009

Berlín

No sabía qué esperar de Berlín, pero seguro, la esperaba diferente. La esperaba monumental, clásica y fría, quizás producto de su pasado imperial primero, militar después, y soviético hasta no hace tanto, al menos una parte de ella.

Berlín resultó ser una ciudad a escala humana, moderna y llena de vida. Como conclusiones, saco que evidentemente, subestimé muchísimo la destrucción sufrida en la guerra, porque de lo clásico y lo militar quedó poco y nada, y que los soviéticos estaban para solucionar los problemas de una ciudad ruinosa, no para construir a lo grande.

Siendo así las cosas, al caer el muro Berlín se transformó en una gran hoja en blanco sobre la cual proyectar, todo un desafío urbanístico. La Potsdamer Platz, que con el muro se había convertido en un baldío, es hoy un centro de oficinas y de arquitectura moderna. El Reichstag, del que sólo habían quedado los muros perimetrales, es hoy un edificio hiper moderno en el interior. Berlín se había convertido en una fuente de creación y trabajo para todos los arquitectos y urbanistas, y éstos aprovecharon la oportunidad a manos llenas. Berlín es dinámica, con mucho movimiento y aún en plena creación. No era que esperara poco de una ciudad como Berlín, pero la esperaba diferente, y la realidad, por suerte, ha superado mis expectativas.

Más allá de la realidad actual de Berlín o de cualquier impresión que pueda tener, hay que tomarse el tiempo de asimilar todos los cambios que ha sufrido. Es una ciudad con una historia única, de elegante a destruida, y manzana de la discordia de dos imperios que terminaron, de manera literal, partiéndola al medio. Hoy se habla de sectores este y oeste, pero la ciudad es claramente una sola. Tienen muy asimilada la caída del muro, la unificación, la voluntad de ser uno dentro de su Historia.

Pero por el contrario, cuando se trata de las décadas del régimen nazi, parecen no estar muy seguros de cómo manejarlo. Los símbolos nazis que se han preservado se exhiben con la esvástica semi tapada, como para no negarla pero tampoco para estar de acuerdo. El Bunker de Hitler está prácticamente escondido,salvo por tímidos carteles que no terminan de decir "¡está acá abajo!", y todo así... no han escatimado en reconocer y homenajear a las víctimas de los horrores del régimen, pero a la hora de pensar en un museo de la historia nazi....mmmm.... no sé si temen herir sensibilidades o qué, pero es sin duda una parte de su pasado que no se toca, y si bien es tapar el sol con un dedo, lo tratan como un tabú. Sabemos de qué se trata, pero no hablamos al respecto.

La gente me resultó muy amable, aunque muchos no hablen inglés no dejan de ser simpáticos, o por lo menos corteses. Está todo bien, pero digamos que tampoco sonríen más de lo necesario, son simplemente cordiales.

A nivel personal, además, Berlín es un punto de quiebre. Nicolás se volvió a Montevideo, así que también cierro en esta ciudad una etapa diferente del viaje para mí. Continúo el viaje rumbo a Austria y República Checa, ya me van quedando pocas banderitas para coleccionar...


Polonia

Si bien el precario estado vial de las carreteras polacas no hacía adivinar ninguna diferencia con respecto a sus vecinos ex soviéticos, bastó con entrar a Varsovia para entender que Polonia entró en el capitalismo desde hace más tiempo, o al menos a mayor velocidad.

Grandes comercios, publicidades de películas de Hollywood y ropa de diseñador se ven en la avenida principal, entre construcciones modernas, como si hubieran estado siempre. Y los polacos consumen con total naturalidad, también. Desentonando con toda el área comercial, está el Palacio de la Cultura y la Ciencia, gigante rascacielo traído de otra època, y que, habiendo estado en Moscú, se lo reconoce enseguida como uno de los "caprichos" de Stalin. No estuve, lamentablemente, demasiado tiempo en Varsovia, pero ese gigante es el único edificio en el centro que da la pauta del pasado soviético. Obviamente, al estilo estalinista: no podía ser menos que un edificio gigante.

Caminamos por el ghetto, que hoy por hoy es una zona residencial en crecimiento y conserva sólo algunos vestigios recordatorios, y terminamos en la Plaza Pilsudski , viendo las ruinas del palacio Brühl y que hoy tienen a la tumba del soldado desconocido. Contábamos con un plano de la ciudad muy escueto, y pasamos muy cerca del centro histórico de la ciudad sin saberlo. De haberlo permitido los tiempos, le hubiera dedicado un día más a Varsovia, pero bueno, elviaje debe continuar... esperemos que la vida me de una revancha con Polonia!


Europa del Este

Por temas de tiempos e itinerarios, Europa del Este fue una visita rápida. Comenzamos visitando Tallinn, capital de Estonia. La verdad es muy bonita, el centro histórico me hizo recordar mucho a Brujas, aunque claro, más pobre y descuidado como es lógico pensar. Se podía subir a las murallas para ver mejor la ciudad, y es realmente encantadora.

También paseamos por Riga, capital de Letonia, pero tiene un perfil totalmente diferente. Por ser un puerto, es de relativo interés dentro de lo que es Europa delEste, y se ha invertido en planes urbanísticos e infraestructura notoriamente más que en otras ciudades de la zona. Se ven modernos edificios, instalaciones y grandes puentes. Sin embargo, hay barrios muy degradados, algunos auténticos tugurios. Supongo que los esfuerzos por hacer que Riga crezca como puerto no acompañan a la mejoría de las condiciones generales de vida, aunque, también, el apoyo de la Unión Europea es muy reciente y si hay algo que se aprende en urbanismo, es que no se puede cambiar todo a la vez. Quiero pensar que Riga está en un proceso de mejoría y no en camino a una creciente desigualdad.

Por temas de tiempo, lamentablemente a Lituania la pasé literalmente por arriba, no tuve tiempo de parar a ver nada, es como sino hubiera estado, sólo una frontera más que crucé.

La gente nos resultó un poco fría, pero te miran más suave que los rusos, esos sí que aún sin quererlo, te miran tan duro que da miedo. Otra característica a comentar de estos países es el mal estado de las carreteras, nosotros que las recorrimos durante tantas horas... se supone que la Unión Europea les está dando dinero para arreglarlas, pero las que no están en pleno proceso de arreglos, están simplemente destruidas, llenas de baches y sin doble vía, parecen la más abandonada de las carreteras rurales de Uruguay. Los docentes, que estuvieron por acá hace menos de 10 años dicen que ven cambios y mejoras abismales, así que sólo puedo pensar que soy testigo de las reformas para mejorar, dela etapa intermedia, y que en una década más va a estar aún mejor, y así sucesivamente. Que no se me entienda mal, porque estos lugares de feos no tienen nada, son lindísimos así como están, pero claro, están en plena transformación para "alcanzar" al resto de Europa.

Helsinki

Se puede decir que estuve en Finlandia dos veces, ya que tuve que estar en Helsinki para entrar a Rusia. Lemntablemente, la ciudad no me causó buena impresión, me pareció sobredimensionada para lo vacía que se veía, y la gente tenía pintas raras, no eran tan lindos como los suecos y tienen una onda... mezcla skaters y los jóvenes de Harajuku, en Tokio (gente prácticamente disfrazada, cualquier cosa es sólo volver a ver las fotos de japón).

En vista de que había estado en Helsinki unas pocas horas, esperaba que a mi regreso de Rusia me causara una mejor impresión. Digamos que mejoró, pero no demasiado. para ser justos, tampoco estuve en la ciudad demasiado tiempo esta vez. Me pareció más movida esta vez, menos vacía, pero sigue sin cerrarme. Los jóvenes son todos raros, como había dicho antes, y hay mucho graffiti, como que no tienen nada que ver con sus vecinos escandinavos, prolijos y elegantes. Resulta que nuestros hermanos papeleros tienen una onda más rebelde, desprolija, aunque claro, los que van a Uruguay nos resultan gentlemenen comparación, o quizás sea porque son demasiado rubios y ya nos parecen más civilizados. Lo cierto es que helsinki tiene mucha cultura alternativa y bastante basura, y le falta el encanto de las capitales vecinas con sus canales y castillitos vikingos. La verdad, no me explico el por qué de tanta diferencia, pero bueno, a pesar de llamarse entre ellos hermanos vikingos, la verdad que los finlandeses tienen marcadas diferencias en su manera de ser con los demás, y su ciudad capital es un reflejo de eso.


domingo, 23 de agosto de 2009

La capital de la revolución

Moscú es muy difícil de describir. Tiene muy poco de antigua o de histórica, es en su mayoría de arquitectura soviética, que la hace asemejarse en parte a las ciudades chinas y también latinoamericanas, bloques de viviendas y edificios de estado altos y austeros, y grandes avenidas. Se parece más a Brasilia que a cualquier ciudad europea, y si tengo que compararla con alguna que haya visto en el viaje, por temas de escala y grandes edificios y avenidas, compararía con Beijing.

Es que Rusia es un intermedio raro entre Asia y Europa. Así como los turcos eran una mezcla de ambos, tenían un poco de las dos, a Rusia le pasa lo mismo pero al contrario, no termina de ser ninguna, son vagas similitudes, es simplemente Rusia.

Tienen la frialdad de los nórdicos, pero la brusquedad de los chinos. No es que sean maleducados, es que no te tratan más de lonecesario: están para venderte tomates y darte el vuelto, no tiene objeto darte los buenos días y mucho menos sonreír. Además, en serio acá nadie habla inglés, y si no te entendieron de entrada, se enojan y hasta te pueden echar de su almacén, nada que los haga perder el tiempo!

Notamos en los rusos tres características llamativas:

- hay un quiebre generacional impresionante, que se nota sobre todo en las mujeres. De 60 años para arriba, son robustas, de rasgos duros y con pañuelos en la cabeza, onda matrioskas (no digan mamushkas en Rusia!), hasta los 30 años, son modelitos, flacas, super producidas y vestidas de última moda, y en el medio, mujeres que se arreglan, pero con ropas y peinados ochentosos, como que se quedaron en el medio de las mayores y las jovencitas.

- Salvo para trabajos de policías y securities, todas las trabajadoras son mujeres: recepcionistas, mozas, encargadas de museos, guías turísticas, supermercados, almacenes, etc. Vemos hombres en la calle, en el metro... pero casi no se ven en los trabajos de servicios.

- los rusos son sumamente supersticiosos, quizás porque durante años se les censuró la religión. Así como se tiran monedas en la fontana di Trevi, sólo en la plaza Roja hay como 4 lugares en los que los rusos (no los turistas) tiran pila de monedas, y en una de las estaciones de metro (espectaculares, por cierto!) es tradicion tocarle el hocico a la estatua de un perro para la suerte. El bicho tiene ya el hocico lustrado, y la gente se lo toca al pasar de manera mecánica, asi sin pensar, pero nunca dejando pasar la chance de la buena suerte que eso implica.

La plaza Roja es imponente, un espacio enrome comparable al zócalo de México, y es como un imán, toda la vida de Moscú termina pasando por ahí. Ya van a ver las fotos para entender de lo que hablo, es de un poder de atracción impresionante.

Me quedo sin tiempo, los dejo por acá, y apenas pueda, subo más fotos!




La capital de los zares

Tras una breve escala en Helsinki, Finlandia, salimos hacia San Petersburgo. Nuestro guía, Marcel, que es un enamorado de Rusia, nos decía que íbamos a encontrar un país único,diferente, con una identidad propia.

Personalmente, lo que más me impactaba y me costaba asimilar era el hecho de que estaba limitando por tierra con lugares lejanísimos que ya visité como China,o Japón. Las dimensiones de Rusia son una cosa increíble.

San Petersburgo fue creada por el Zar Pedro I, quien había estudiado en Amsterdam y quería para sí una ciudad con canales y también una flota armada, así que su capricho fue crear una ciudad en el margen de un río y con muchos canales artificiales.

El resultado es una especie de Amsterdam, o Venecia (que aún no conozco en persona) trmendamente sobredimensionada. Si hay algo que los rusos no conciben es la escala pequeña. Enormes edifcios, enormes puentes, enormes canales, enormes monumentos.

Si me piden un sólo adjetivo para san Petersburgo, digo: rococó. Si me piden dos, sobredimensionado rococó. Que no se me malintreprete, porque suena a que no me gustó nada, y no es eso. San Petersburgo es una ciudad llena de historia, lujo y muy bonita. El tema es, creo yo, que no puede ser distinta a lo que es. Para poner un ejemplo, en la avenida Nevsky, la principal, estaban construyendo un nuevo edificio... y en la imagen final se veía que iba a ser con la fachada barroca. Es que, un edificio con diferente altura, diferentes ventanas, diferente ritmo, rompería estrepitosamente la imagen que ya tiene esa avenida. San Petersburgo, o al menos su centro,va a ser para siempre barroca, no puede ser diferente.

Lamentablemente estuve pocos días, y encima con lluvia así que no pude pasear tantocomo hubiera querido. El verano de los rusos es como el de los escandinavos, mucho abrigo para nosotros, minifaldas y shorts para ellos. Una de nuestras guías, rusa, decía que el invierno pasadono fue tan cruel, sólo llegaron a ¡menos 20ºC! y que es normal llegar a menos 38... así que bueno, ellos disfrutarán su verano mientras yo me abrigo!

domingo, 16 de agosto de 2009

Suecia

Estocolmo es más urbana que Copenhague, pero igual de encantadora, con canales y puentes, que según cuentan, usan para patinar en los crudos inviernos.

La gente es muy linda, la más linda que he visto hasta ahora. Las chicas que nos adoptaron en su camioneta estaban de fiesta con los chicos suecos. No digo que Nicolás no lo estuviera con las chicas suecas, pero siendo el único varón del vehículo no tenía con quien compartir la experiencia.

Al igual que en Dinamarca, la bandera nacional en la mayoría de los lugares flamea a la par de la del resto de los países escandinavos, se ve que se toman la hermandad vikinga muy en serio. Otra cosa que tienen en común es que es imposible conseguir bebida fría y sobre todo, hielo, ¿no es acaso una ironía?

Las normas de tránsito también son las mismas… creo que los franceses se preguntan por qué cada vez el resto de Europa los odia más y más. No sospechan que una flota de unas 30 camionetas Renault con la matrícula de su país hacen estragos en el tránsito de cuanta ciudad visitan, año tras año.

Siendo Estocolmo una hermosa ciudad y con hermosa gente (aunque no demasiado simpática), tuvimos que resignarnos a hacerla sólo en una escala de 2 días en nuestra carrera por alcanzar el ferry que nos llevaría a Helsinki, Finlandia.


Dinamarca

Copenhague es tal cual las fotos de las latas de las galletitas danesas, y menos mal que así es porque así me la imaginaba, hubiera sido si no un fiasco total para mí. Hay muchos edificios que parecen castillitos, mezclados con modernos edificios de oficinas (esos no aparecen en las latas de galletas) y canales que la gente usa para deportes acuáticos y chapuzones en días con temperaturas que a los sureños nos parecen días frescos de otoño. Basta con vernos la ropa (y por supuesto que las caras) para adivinar que somos de tierras con veranos más calientes.

Destaco el barrio Christiania como particular, barrio amurallado que se considera ajeno al resto de la ciudad y al país, al salir de él se lee “usted está entrando en la UE”. Tiene historia y fama de barrio hippie, pero de los hippies originales no queda nada, hoy es un barrio de okupas que no permiten sacar fotografías, porque acá sí, a diferencia de la zona roja de Amsterdam, la ilegalidad es ilegal y el ambiente pesado. Carla, como siempre en la luna, no leyó los miles de carteles que decían “no photo” y sacó un par. Un tipo, furioso, le gritó y le tiró la botella de agua de plástico que estaba tomando, con tal mala puntería que me atinó a mí, y la obligó a borrar las fotos de manera bastante violenta. Entiendo que Carla estaba en total infracción, pero hay formas y formas… como dije, de barrio hippie amor y paz no queda nada.

No tenía grandes expectativas de Dinamarca para la arquitectura moderna, y fueron superadas con creces. Los precios son ridículamente caros, pelea con Jordania el puesto al país más caro del viaje. Siempre se puede superar un récord, pero espero que no haya más competidores en lo que me queda del viaje.

Como buena sureña, tengo la tendencia a creer en la relación de proporción directa norte-civilización. Me llevé dos sorpresas: la primera, el tránsito es desordenado y mal señalizado. Mejor dicho, mal pensado, un auto puede doblar mientras otro circula derecho en la dirección contraria y cosas del estilo. Ellos parecen funcionar bien, y nos tocan bocina si dudamos un segundo (en serio, un segundo) frente a señales de tránsito que atentan contra nuestro instinto y sentido común. La segunda, dos camionetas fueron víctimas de robos, les rompieron ventanas en plenas zonas céntricas y se llevaron mochilas, una de ellas sólo con ropa, otra con dinero… y un pasaporte. Sin comentarios, lo que importa es que el damnificado logró tramitar a tiempo un nuevo pasaporte y una nueva visa rusa.

Lamentablemente, sólo Copenhague como ciudad y sólo dos días de tiempo es lo que pude dedicar a Dinamarca. Para poder salir del país, fue necesaria una redistribución. Rusia o no Rusia, esa es la pregunta. Al mejor estilo Hamlet (y como coincidencia, estando en su tierra natal), nos preguntábamos eso unos a otros para encontrar la forma en la cual los que no fueran a Rusia pudieran quedarse sin cruzar a Finlandia, porque ferry de ida y vuelta sobrepasaba el presupuesto, y más de una semana clavados en Finlandia sin retorno no daba. De los cuatro que íbamos a Rusia, Paula se acomodó en la camioneta de Pablo y los chicos, y nosotros nos intercambiamos Nico, Lore y yo por Alejo y Nati para llegar nosotros al ferry y ellos quedarse y quizás hacer Noruega y ver los fiordos. Nos reencontramos a nuestro regreso de Rusia, en Helsinki.


Holanda, segunda parte

Con la llegada de Nico, mi estadía en Amsterdam se volvió más urbana, abandoné el camping por un hostel en la ciudad y hasta me pude vestir con ropa un poco más coqueta, en vista que no había peligro de que se ensuciara con barro…o guisos. Con él visité, por ejemplo, parques y la casa de Anna Frank, lo más turísitico o típico, saliendo de la visita de obras de arquitectura. El resto de mi camioneta hizo un día más de Rotterdam y estoy segura de que daba para verla de nuevo otro día, pero yo, aún habiéndome quedado más que ellos en Amsterdam, estoy convencida de que me queda mucho más aún por ver, no hubiera dudado en quedarme incluso más días de haber podido.

Conocí la famosa zona roja. A decir verdad, la imaginaba más grande, y más… roja. No sé, quizás me había armado una idea de que era algo así como Río cuando es carnaval, pero no, es una “ilegalidad legal”, como todo se permite, no hay desbunde, encontré un perfil bajo en todo el asunto, por lo que veo que los holandeses, que no cruzan jamás con la luz roja, son igual de holandeses en toda la ciudad.

Abandonamos Holanda visitando Hilversum y Ultretch, o mejor dicho, obras concretas de cada ciudad. Lamentablemente, y aunque ya lo sabía, a la casa Schröeder la ví solo de afuera, no se puede sin cita previa. Les dedicamos sólo un rato, porque andábamos apretados de itinerario por un error que hubo, y necesitábamos llegar a Copenhague antes de lo previsto, así que fue un surtido de super, diesel y horas de carretera. Hicimos una breve parada por Hamburgo, ciudad realmente bonita, pero de Alemania conoceré más a mi regreso de Rusia.


lunes, 3 de agosto de 2009

Entre bicis, molinos y tulipanes

En este ritmo frenético de los últimos días, encontramos en Holanda el lugar para hacer sede, para asentarnos, aprovechando las cortas distancias de las ciudades a visitar. Hicimos base en un camping en las afueras de Amsterdam, y tras un día libre de esparcimiento, levantarnos tarde (y lavar ropa!!), planeamos los días siguientes. El tema de Amsterdam era que en esos días había un gay parade y la ciudad estaba demasiado movida, así que elegimos ir a Rotterdam. Ciudad Portuaria e industrial, pero con mucho diseño, muy bonita.

La Haya, en cambio… Juan la describió, muy acertadamente, como un “cementerio de maquetas”, edificios todos diferentes, apilados sin tener nada que ver entre sí. La lluvia que nos agarró en la mitad de la ciudad sin duda debe haber influido en nuestro estado de ánimo, pero, sinceramente, no me gustó demasiado.

Ahora, como Amsterdam no hay…. Lindísima ciudad, llena de canales y puentes, con todas lindas vistas y ninguna librada al azar,por el contrario, cada esquina, cada muelle, cada puente, fue cuidadosamente prediseñado y pensado. Barcos y bicicletas es el sello personal de Amsterdam. Y para los que estudiamos arquitectura, ninguna ciudad hasta ahora me había ofrecido tanta variedad en tipologías de viviendas, todas diferentes, todas buenísimas. Da para estar varios días. Ahora, Holanda tiene dos grandes carencias, y para mi fundamentales: baños públicos (son escasísimos, y los pocos que hay, se pagan), e internet, que no se consigue en ningún lado.

Si están esperando comentarios sobre la famosa zona roja, van a tener que esperar porque aún no la conozco. Aún así, ya tengo mi teoría de que tanto la zona roja como la legalización del cannabis fueron estrategias para fomentar el turismo, porque la ciudad es muy bonita, pero la simpatía de los holandeses sin duda no son un atractor…

Por acá los dejo, ya mi próximo post va a ser en una etapa del viaje diferente, aunque a nivel meramente personal: mañana llega Nicolás a acompañarme en los dos últimos días de Holanda, y sigue de largo hasta Berlín.

Es martes, debe ser Bélgica

Tal como la película del título, estos últimos días, y de ahora en más en este viaje, vamos saltando de ciudad en ciudad, de país en país, aprovechando que las distancias de Europa son abarcables. “Es como de Montevideo a La Paloma”, “es como ir a Durazno”, cálculos del estilo. Y de casualidad, llegamos a Bélgica un día martes.

Brujas es simplemente hermosa, una ciudad de juguete. Es encantadora, llena de puentes, canales, cisnes… y la encontramos en una tarde de verano lindísima (verano de verdad), con familias comiendo helados, flores… es verdad que se recorre en un solo día, pero da un poco de pena irse. Fue la primera vez en que comunicarme me costó de verdad, el flamenco no tiene nada que ver con nada que conozca, y el acento no ayuda a mi precario francés.

En Bruselas me fue mejor, porque se habla francés y fue más accesible. Bruselas es más ciudad, esperable en una capital. Uno ve edificios modernos, calles más importantes, y la Grand Place, amurallada por sus edificios góticos y barrocos, queda escondida, y uno se la encuentra de sorpresa entre el centro de la gran ciudad. Es como un espacio aparte, lleno de movimiento, de gente, de turistas y familias que disfrutan de la explanada, niños que corren a sus anchas, un espacio sustancialmente diferente del de las estrechas calles que la circundan. Vi también al famoso Manneken-pis. Para quien no lo ubica, es la estatua del niño que orina, símbolo de Bruselas. Ya sabía que era feo, pero no sabía que era TAN chiquito… igual, no fue esa la gran decepción que me dieron los Belgas.

Si había algo que quería ver en Bruselas, era la Maison Tassel, obra cumbre de Víctor Horta, ícono del art decó. No sólo la encontré cerrada, sino además comprada por particulares que prohibieron el acceso al público, y aún no se sabe con qué fines fue comprada. Capaz en un año es un local de Zara, y me arrancan la escalera de madera y me la cambian por una mecánica… no puedo creer que los belgas hayan permitido tal crimen contra el patrimonio de la humanidad


Al interiordel Reino Unido

Primer destino tras Londres: Liverpool. Tras el bombardeo imponente de Big Bens me esperaba avalanchas de Lennons y MCCartneys, pero no… claro que merchandising hay, hay visitas y museos, pero se lo toman más light. Visita obligada: The Cavern Club, donde tomamos una sidra (la idea era cerveza, se veían similar). El lugar donde nació una leyenda.

Carreteamos hasta dejar Inglaterra, por supuesto que sin advertirlo casi, y entrando en Escocia.

Glasgow debe a Mackintosh su particular estilo arquitectónico, y su fama a la escuela de arte por él fundada, pero aún así no creí que la “movida mackintosh” fuera tan intensa en toda la ciudad. Es como Gaudí para Barcelona, la verdad no esperaba tanta cosa en torno a su figura. Creí que me encontraría con el orgullo escocés, whiskies y kilts, pero no… Glasgow es Glasgow, ciudad con estilo propio y también, con MUCHO merchandising.

En Edimburgo sí, encontré el orgullo escocés. El merchandising es de Escocia, jajaja! Y el castillo es un símbolo de Escocia como nación, y de la pica con los ingleses. Los escoceses me resultaron simpatiquísimos, alegres y disfrutan de hacer bromas siempre que se puede respecto a ser parte del Reino Unido. Si llegaran a independizarse, simpatizaría totalmente con su causa. Tienen su identidad propia y me parece adecuado. Además, los chistes que harían al respecto serían buenísmos!

Manchester fue un destino que tuvimos que saltearnos a la ida para llegar a tiempo, pero pudimos darnos el gusto de pasar ya volviendo al sur. Es, después de Londres, la”más ciudad” a mi entender, mezcla de antiguo victoriano y rascacielos vidriados bastante excéntricos! Visita obligada al estadio de Manchester United, lástima que nos nos dejaron entrar a la cancha…

Leicester fue el punto intermedio de Escocia a Dover, por donde cruzaríamos el canal, y visitamos un par de obras pero más bien de pasada.

Reino Unido es realmente lindo, prolijo, y los paisajes son preciosos. Los ingleses me cayeron un poco soberbios, pero no te arruinan la estadía. Los escoceses en cambio dan gusto. Tuvimos un mini invierno, aunque para ellos estaba para estar de short y musculosa, y muchos no entendían cómo dejamos nuestro país tropical para estar en su “verano”. Me encantó la visita, pero ya se me hacía necesario volver al continente, al calor y a un lugar en donde se me secara la ropa!