miércoles, 7 de octubre de 2009

Bajo el sol de Toscana

Tras la visita a Gaeta, continué viaje hacia el Norte, en la Liguria, donde me espera la familia Caro, de parte de mi madre. Pero ya que debía ir del Lazio a la Liguria, quise hacer una parada en la Toscana, y conocer Siena. La idea era pasar un día, dormir en algún hostely seguir, pero resultó que Pasquale, mi compañero de salidas en Gaeta hace 6 años, estaba trabajando muy cerca de ahí, haciendo vinos en Montalcino. Así pues, todo redondo, me saqué el gusto de conocer Siena y a su vez, no me quedé con las ganas de encontrarme con Pasquale.

Siena es una ciudad lindísima, y al tener la peculiaridad de conservar aún las murallas medievales que la circundaban en el medioveo, está protegida del paso del tiempo, el tren, los buses, la ciudad moderna son cosas ajenas, que no penetran el perímetro amurallado. La Piazza del Campo no es sólo la clásica postal, es lugar de reunión de visitantes y locatarios, que descansan al sol, estudian, leen, o toman algún vino, algún helado. El Duomo es espectacular, los trabajos en los pisos son tantos, que uno pasa por estrechas pasarelas que quedan como espacio residual entre ellos, para evitar que se sigan desgastando. Y la ciudad entera, con sus banderas de los distintos barrios, las callecitas estrechas… uno se pierde caminando con gusto.

En Montalcino conocí a los compañeros de trabajo de Pasquale, todos muy simpáticos y de distintas procedencias. Pasquale trabaja en un lugar que es tal cual las postales de Toscana, las colinas con arbolitos, campo y viñedos, y las casitas antiguas, realmente hermoso.


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