domingo, 16 de agosto de 2009

Suecia

Estocolmo es más urbana que Copenhague, pero igual de encantadora, con canales y puentes, que según cuentan, usan para patinar en los crudos inviernos.

La gente es muy linda, la más linda que he visto hasta ahora. Las chicas que nos adoptaron en su camioneta estaban de fiesta con los chicos suecos. No digo que Nicolás no lo estuviera con las chicas suecas, pero siendo el único varón del vehículo no tenía con quien compartir la experiencia.

Al igual que en Dinamarca, la bandera nacional en la mayoría de los lugares flamea a la par de la del resto de los países escandinavos, se ve que se toman la hermandad vikinga muy en serio. Otra cosa que tienen en común es que es imposible conseguir bebida fría y sobre todo, hielo, ¿no es acaso una ironía?

Las normas de tránsito también son las mismas… creo que los franceses se preguntan por qué cada vez el resto de Europa los odia más y más. No sospechan que una flota de unas 30 camionetas Renault con la matrícula de su país hacen estragos en el tránsito de cuanta ciudad visitan, año tras año.

Siendo Estocolmo una hermosa ciudad y con hermosa gente (aunque no demasiado simpática), tuvimos que resignarnos a hacerla sólo en una escala de 2 días en nuestra carrera por alcanzar el ferry que nos llevaría a Helsinki, Finlandia.


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