lunes, 7 de septiembre de 2009

Praga

Antes de salir de Alemania, hicimos una parada obligada para cualquier estudiante de arquitectura o diseño: vistar la Bauhaus, en Dessau. Lejos de ser la escuela de artes que fue en sus inicios, hoy es una fundación que trabaja diferente, pero siempre para interés de diseñadores y artistas.

República Checa nos recibió con una pobre infraestructura vial, pero con una ciudad hermosa. Praga es realmente linda, una ciudad que se pasea y se disfruta. Si bien hay unas pocas, poquísimas obras modernas de nuestro interés, lo que se ve en Praga es mucha historia, reconstrucción, reforma tras reforma, una forma de arquitectura y urbanismo que en América no puede existir por lo jóvenes que son nuestras ciudades. Y lo mejor es que, a pesar de ser un cambio tras otro, un a reforma tras otra, Praga es en sí una obra redonda e increíblemente uniforme, amalgamando sus mutaciones a la perfección.

Lugar además de mucha producción artesanal, como juguetes de madera o los famosos cristales de Bohemia, de Kafka y Kundera, y como nos dijo nuestra guía, de muchos inventos que siempre se terminaron atribuyendo a otras naciones, aunque vaya uno a saber, porque desde el incio de Praga, todo nació de mitos y leyendas. Sea cierto o no, es más lindo siempre comolo cuentan las leyendas. Y Praga parece, realmente, sacada de un cuento.


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