domingo, 16 de agosto de 2009

Holanda, segunda parte

Con la llegada de Nico, mi estadía en Amsterdam se volvió más urbana, abandoné el camping por un hostel en la ciudad y hasta me pude vestir con ropa un poco más coqueta, en vista que no había peligro de que se ensuciara con barro…o guisos. Con él visité, por ejemplo, parques y la casa de Anna Frank, lo más turísitico o típico, saliendo de la visita de obras de arquitectura. El resto de mi camioneta hizo un día más de Rotterdam y estoy segura de que daba para verla de nuevo otro día, pero yo, aún habiéndome quedado más que ellos en Amsterdam, estoy convencida de que me queda mucho más aún por ver, no hubiera dudado en quedarme incluso más días de haber podido.

Conocí la famosa zona roja. A decir verdad, la imaginaba más grande, y más… roja. No sé, quizás me había armado una idea de que era algo así como Río cuando es carnaval, pero no, es una “ilegalidad legal”, como todo se permite, no hay desbunde, encontré un perfil bajo en todo el asunto, por lo que veo que los holandeses, que no cruzan jamás con la luz roja, son igual de holandeses en toda la ciudad.

Abandonamos Holanda visitando Hilversum y Ultretch, o mejor dicho, obras concretas de cada ciudad. Lamentablemente, y aunque ya lo sabía, a la casa Schröeder la ví solo de afuera, no se puede sin cita previa. Les dedicamos sólo un rato, porque andábamos apretados de itinerario por un error que hubo, y necesitábamos llegar a Copenhague antes de lo previsto, así que fue un surtido de super, diesel y horas de carretera. Hicimos una breve parada por Hamburgo, ciudad realmente bonita, pero de Alemania conoceré más a mi regreso de Rusia.


No hay comentarios:

Publicar un comentario