domingo, 28 de junio de 2009

India, segunda parte

Tras una semana de visita en Nepal, regresé a la India. Primero fui a Varanasi (o Benares), ciudad famosa por sus templos a las orillas del Ganges, río sagrado para los hinduistas, quienes están obligados a bañarse en él al menos una vez en la vida.

Fuimos en la noche y vimos unas ceremonias fúnebres. La música es envolvente y mistica, y como siempre, lleno de color, de flores, y juegos con el humo y el fuego. Hermoso pero solemne a la vez, y para mí, muy emocionante. Me emociono con la devoción en masa. Fue una paz muy especial. Regresamos al día siguiente para el amanecer, y nos avisaron que podíamos quizás ser muy sensibles a lo que íbamos a ver. Vimos a la gente velar y cremas a sus muertos a metros de la casta de los lavanderos lavando ropa, a metros a su vez de gente que nadaba, de gente que se bañaba con jabón, de gente que se lavaba los dientes, de gente que daba ofrendas de flores. Todo junto. No me impresionço demasiado, quizás sí las lavadas de dientes, pero el resto… basta con entender que son aguas sagradas, y de nuevo, una paz… además, creí que a la luz del dia me iba a encontrar con unas aguas espesas, pero no… con todo, el Ganges está menos contaminado que muchos arroyos montevideanos, y no hay nada de olor, ni de basura. Me encantó.

Varanasi es también conocida por sus sedas, y fuimos a una fábrica. Es increíble ver cómo seenhebra, hilo por hilo, y van apareciendo los dibujos. Una seda bien trabajada avanza al ritmo de 10 cm por día, para que se hagan idea. Las calles de Varanasi son menos congestionadas que las de Delhi, y los comercios más lindos, me gustó más como ciudad. Los rickshaws son toda una aventura, además de esquivar bicicletas y taxis, hay que esquivar decenas de vacas, muy pintoresco.

Regresamos a Delhi, nos reencontramos con nuestras valijas grandes que no veíamos desde nuestra partida a kathmandú (y cuántas cosas necesitaba volver a ver de esa valija!), y partimos a Agra, a 200 km. Nos tomó casi 7 horas llegar, eso ya dice todo del tránsito carretero indio. Hicimos una fiesta festejando el cumpleaños de Pacha para llevarlo adelante.

Agra tiene muchos edificios históricos interesantes, pero ya sabemos el destacado: el Taj Mahal. Uno lo ve en las fotos y piensa que es hermoso, pero las fotos no le hacen justicia. El trabajo en mármol, de piso a techo, el detalle, el color… es hermoso desde lejos y visto con lupa, no hay detalle que no sea increíble. El único problema: 49ºC de calor. Muchos se descompusieron (si no venían mal de antes) y tuvimos que cancelar la visita al Fuerte Rojo, planeada para el mediodía (¡). Descanso, recuperación, y encaramos a Fatehpur Sikri, ciudad que fue habitada sólo durante 17 años porque se les acabó el agua. Ya ahí el calor fue más tolerable, muy bonito.

Resumiendo: no estamos preparados para los grandes calores, las comidas picantes y las aguas no potables de la India (y eso que yo fui de las pocas que se fue olímpica, 0 malestar). Todos reconocieron que de no haber estado tan incómodos, India hubiera sido excelente, porque la belleza de los edificios, los colores y la gente son todo un paisaje. A mí me gustó mucho, la experiencia de haber estado en la India es impagable, y muchos dicen que todo bien,pero no volverían. Yo no estoy tan segura si diría que no a regresar.


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