Fukuoka

Nos mudamos a Fukuoka por 3 días, y nos revivió la desorientación del primer día en Japón. Claro, después de habernos acostumbrado a la red de metro deTokio, volvimos a 0. Pero es peor, porque Fukuoka es más bien provincia, y se nota. Se perdió el “cosmopolitismo” y con ello también la “bilingüalidad”, menos gente habla inglés, y sobre todo, hay menos información escrita en letras romanas. Lo gracioso es que, cuando uno pregunta, te señalan sus letritas como diciéndote “¿no ves que acá dice?” y yo exclamo “I can’t read!”, no se trata de no comprender las palabras japonesas, se trata de ser analfabeto total, para mí son todos dibujitos, pero ellos no parecen entender eso. Creí que, viéndonos las caras de occidentales, lo iban a comprender.

Estamos separados por sexos en esta ciudad, y nuestro hotel es hermoso, bien tradicional, dormimos en tatamis y tenemos un comedor bien japonés. A lo que no me puedo acostumbrar es al tema de los zapatos a la entrada.. o más bien, a caminar con las pantuflas que te dan, se te salen con las medias (y sin medias, yo JAMÁS), se patinan en el piso de madera, y son como talle 45, así que hay que calcularle unos cuantos cm extra tras el talón. Hablando de pies grandes, realmente los japoneses promedio no son tan bajitos como pensaba, el promedio es como Uruguay.

Fukuoka es linda y llena de servicios, pero mucho más tranquila que Tokio, como es de esperar. Los japoneses siguen siendo robotitos, pero acá funcionan más lentos, simplemente.

Ahora, en nuestra última noche en Tokio salimos y nos chocó ver cómo nuestros modelos de disciplina se toman, evidentemente, MUY en serio el happy hour. Son las 23 horas y andan por la estación de tren DESTRUIDOS volviendo a sus casas… curiosamente en grupos de 2 o 3, no salen de a más… y siendo nosotros 40, les dábamos miedo! No encontrábamos karaoke o barcito con la capacidad para alojarnos, parece que se alquilan cuartos para karaoke o bar que albergan, como mucho, 10 personas, pero la mayoría,de 3 personas o … individual(¿?!!) Siendo rechazados por los lugareños en todos lados, terminamos haciendo lo que hacen ellos: karaoke y fiesta privada en un subsuelo que se ve que es para banquetes, porque fue lo único medianamente espacioso que había para todos. Fue divertidísimo pero entre nosotros… sea como sea, lo hicimos japanese style!